Había una vez un hombre llamado Pedro, el vivía junto con su esposa en una casa ubicada en los suburbios de la ciudad; era un hombre obsesivo y muy celoso, razón por la cual, todos los días cuando salía a su trabajo dejaba a su esposa encerrando con llave en la casa, esto con el fin de evitar que saliera y que conociera otros hombres.
En este caso la esposa es víctima del delito de secuestro simple.