Había una vez, un hombre llamado Martín, era el único juez que existía en el pueblo, por lo tanto conocía de casi todos los casos que existían en el lugar; Martín tenía una atracción incontrolable hacia las mujeres, razón por la cual aprovechándose de su posición de poder dentro del pueblo, empezó a hacer propuestas deshonrosas, a las mujeres que tenían algún caso en su despacho, es así como un día le propuso a Lina, que se acostara con él para beneficiarle en su caso; Lina había presentado una demanda a través de su abogado, para fijar la cuota de alimentos de su hijo, y Martín le aseguro que acostándose con él la cuota sería bastante alta, de lo contrario le fijaría la cuota más baja que pudiese.
Con este tipo de engaños y amenazas, Martín se aprovechó de varias mujeres del pueblo, hasta que un día Lina, cansada de esta conducta abusiva, decidió denunciarlo.
El juez fue investigado, acusado y condenado a 90 meses de prisión.