Hablan padres de Tatiana Fandiño, joven arrojada en un botadero en Kennedy. Un año del crimen.
Encima de la silla tiende su bata de chef, también ese sombrero con el que su tío en Popayán le había tomado fotos como de modelo. Sentado, conteniendo las lágrimas, está su padre buscando recuerdos en una caja de cartón como queriendo revelar que su hija era algo más de lo que se dijo en una noticia salida de un cuento de terror.